El duelo

El duelo

A siete pasos se detuvieron el uno del otro. Las siete virtudes de cada uno se observaron, buscando algún punto débil. El encuentro era inminente y una vez empezase el movimiento, ya no habría vuelta a atrás. Sería necesario tenerlo claro, vaciar la mente. Evitar las distracciones. Cualquier error sería fatal.

Dieron unos pasos. Acercándose despacio. Cada uno empuñaba su alma dentro de su cuerpo. Dispuesta a abandonarlo de un momento a otro, cuando llegase la ocasión adecuada. Ni antes ni después. Sin errores. Aquí no hay empate. Solo hay billete de ida.

Cuando estuvieron en distancia desenfundaron y se enseñaron sus almas. Brillantes y plateadas, deslumbrándose el uno al otro. Se sorprendieron mutuamente con la delicada y exquisita belleza de cada uno de ellos.

Sus pies se aferraron al sustrato y palparon.

Su rodillas se doblaron levemente.

Irimi y Zanshin se peleaban dentro de ellos. Uno quería salir a toda costa, el otro frenaba la acción hasta llegar el momento oportuno.

Cuando llegó el momento, aquella milésima de segundo crucial, la pólvora encendió la mecha y en tan solo un instante dos silbidos perpetraron el silencio.

Uno de ellos cayó al suelo, herido de muerte.

El que se mantenía de pie, rindió los más grandes honores a su adversario.

Había sido un buen combate, había sido un placer...

...dedicado a todos y cada uno de mis compañeros del Budo...

 

El duelo por Tony A. Fabeiro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.