lunes, 17 de marzo de 2014

Malas noticias

     El Intendente aguardaba en el recibidor. Lejos de parecer dolido, la preocupación protagonizaba su cara, dibujada con semblante serio, con el ceño fruncido. Sus manos retorcían impulsivamente su sombrero, cruzadas a su espalda, como quien escurre un trapo mojado. La misma ansiedad hacía que no pudiese evitar andar de un lado a otro, girando a los pocos pasos sobre sí mismo. Miraba al suelo mientras su mente buscaba la mejor manera de transmitir aquella dolorosa información. Kaira, al verlo, se paró en lo alto de las escaleras y permaneció mirándolo. Steinter se detuvo y después de unos segundos de parálisis, reaccionó.
     —Kaira. Tengo malas noticias.
     La joven era presa de la desesperación. Sabía qué venía a decirle, ya se lo había adelantado Leo, su primo, que vivía con ella ayudándola en la casa desde que Izan había partido. Sus piernas perdían las fuerzas que la sustentaban y a punto estuvo de caer por las escaleras de no ser porque Leo, que se había quedado atrás y la seguía de cerca, la agarró con fuerza y la sostuvo cuando su cabeza tomaba la delantera sobre su cuerpo hacia el vacío. La acercó a su pecho, con cariño e inmerso en una gran pena. Ella se giró y se abrazaron, no pudo evitar romper a llorar.
     —Kaira —se oyó desde el final de las escaleras—. No hay tiempo.
     En ese momento Kaira se giró y lo miró. Leo pudo ver que la mirada de la joven había cambiado, no parecía la misma persona.
     —Dígame lo que ha venido a decirme y después váyase de mi casa —dijo Kaira enfurecida mientras bajaba las escaleras, hacia quien consideraba culpable de haberle hecho perder al amor de su vida.
     Steinter la miró fijamente a los ojos.
     —El Priston... se ha hundido. Con toda su tripulación y mercancías. Nos han llegado nuevas, no hay supervivientes. Es muy grave, la mercancía perdida era muy importante... Lo he perdido todo, ya no soy el Intendente, me obligan a partir lejos de aquí... Vuestra deuda ya no depende de mí, ahora deberás tratar con el Sr. Webber. No hay tiempo para más explicaciones. Sólo quería pedirte perdón en persona.
     En aquel momento la puerta fue golpeada con firmeza.
     —Ya vienen... —dijo Steinter antes de que su voz fuese ahogada por un gran nudo en su garganta.
     De inmediato, dos Guardias Reales entraron por la fuerza y se lo llevaron arrastras.

...continuará...

Tony A. Fabeiro


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...gracias por venir...
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3 comentarios:

  1. Me gusta como está escrito. Y además parece que hay una gran historia detrás. Ya nos contarás.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por seguir la aventura, me alegro de que te guste.
      Un abrazo, nos seguimos leyendo y atento al siguiente.

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  2. Me pierdo en la palabras, es como irme a un viaje soñando despierta muy bueno tienes +5
    Por ultimo sin abusar te dejo el link de mi blogs estoy empezando en este gran plexo http://fabiminicuentos.boosterblog.es/

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